A mí me pasó algo similar después de recorrer poco más de 200 metros marcha atrás al meterme en una calle muy estrecha y sin salida. Tenía una ligera pendiente, pero nada del otro mundo, y tuve que ir jugando con el embrague todo el tiempo para que el coche no se acelerara demasiado porque, como digo, la calle era muy estrecha.
Cuando llegué al final de la calle el olor a quemado y la humareda eran exageradas, creí que había quemado el embrague pero, de momento, no me ha vuelto a ocurrir ni ha dado señales de patinar.
También pensé que podían haber sido las pastillas de freno ya que, como el coche controla en las rampas que no se te vaya, podía haber estado entrando en acción de vez en cuando este control e ir quemando las pastillas.