Kia Sportage 2016 a prueba: candidato al trono

Apollo28

Forero Experto
Ubicación
Sabadell
Motor TL
1.6 GDi 131 CV
Versión TL
Klass
Color TL
Polar White



El nuevo Kia Sportage 2016 se va a vender bien. Esa es la primera reflexión que me viene a la mente al verlo por primera vez en el pasado salón de Frankfurt, y vuelve a mi cabeza ahora en la presentación internacional celebrada en Barcelona. Por calidades, comportamiento y precio, estoy seguro de que tendrá mucho éxito.

Su misión es remplazar al coche que supuso el éxito definitivo de la marca en Europa, el Sportage de tercera generación, con el que compartirá espacio en los concesionarios durante un tiempo. El objetivo no es fácil, pero el nuevo Sportage está mejor construido por dentro y por fuera, ve mejorada la posición y el tacto de conducción, gana algunos centímetros en el ya amplio habitáculo y resulta mucho mucho más actual, especialmente en lo que respecta al salpicadero. Pero vayamos por partes.






Diseño interior, exterior y calidades del Kia Sportage
El Sportage es ante todo un coche bien construido.
Exteriormente presenta un diseño que me parece muy acertado y que gana bastante en directo. Un frontal totalmente nuevo con las ópticas en la parte superior le da un aire moderno y dinámico, al igual que la trasera con luces led. El perfil es bastante continuista, tal vez porque era la parte más acertada del anterior diseño.
Para aquellos que tengan reservas con la posición elevada de las luces, me atrevo a sugerirque esperen a verlo en directo antes de demonizarlo, porque este tipo de luces un poco extendidas a lo largo del capó ganan mucho en las tres dimensiones del mundo real.






Resulta Especialmente llamativo el acabado GT Line, el tope de gama con llantas de 19″y doble escape trasero, tanto por su exterior con tintes deportivos como por su interior perfectamente rematado y acabado con materiales de primera clase.
La parte superior del salpicadero es mullida y todo lo que está al alcance de la mano tiene un tacto sólido y muy consistente. Preside la consola central una pantalla táctil de alta sensibilidad con 7″ u 8″ de diagonal, según versiones, manteniendo numerosos botones de acceso directo para no tener que buscar entre menús las funciones principales. El tacto de todos los mandos es realmente excelente.






Como coche familiar el Sportage es muy amplio, especialmente en el asiento trasero que además nos ofrece un detalle de calidad facilitando enormemente el enganche de sillas Isofix para los más pequeños, gracias a unas tapas articuladas que protegen el punto de anclaje pero permiten utilizarlo sin tener que extraerlas.
El maletero se va a los 503 litros de capacidad, una buena cifra, pero al ser los asientos traseros reclinables y poder fijarse en cualquier posición, en realidad podremos ganar aún algunos litros más sin perder las plazas traseras situándolos más verticalmente.






Motores posibles en el Kia Sportage
En el momento de su lanzamiento, el Sportage está disponible con dos mecánicas gasolina y tres diésel.
Los motores gasolina, mucho más silenciosos y refinados, se construyen a partir de un mismo bloque 1.6 GDi con 132 CV que puede convertirse en 1.6 T-GDi con turbo y 177 CV. Este último es el motor que más nos ha gustado de toda la gama, haciendo gala de una respuesta y un sonido redondos. El más potente va asociado a la tracción 4×4 con cambio automático de doble embrague, otro de los puntos fuertes del coche.
Los motores diésel son tres, y están basados en dos bloques diferentes. El más pequeño es un 1.7 CRDi con 115 CV, un viejo conocido de la gama Sportage que va algo justo de caballaje pero a cambio consume poco, un 2.0 CRDi de 136 CV que es quizás el más equilibrado de la gama, y por último un 2.0 CRDi con 184 CV y asociado obligatoriamente a la tracción 4×4.






Comenzando por la gama más baja, el 1.6 GDi de 132 CV se ha mostrado algo falto de fuelle. La verdad es que un gasolina atmosférico no parece a priori el mejor aliado para mover un coche de este tamaño, es un tipo de vehículo que pide ante todo un buen par de giro a medio régimen para lograr buenas recuperaciones.
Dicho esto, como versión de acceso a la gama creo que puede considerarse una opción razonable si nuestras ambiciones prestacionales son nulas y estamos dispuestos a exprimir la mecánica hasta el corte de inyección cada vez que queramos obtener una aceleración más o menos inmediata.
Su hermano mayor, el 1.6 GDi de 177 CV, es otro mundo. La adición del turbo transforma este motor en más que adecuado para mover el coche y le imprime un carácter mucho más agradable y juguetón que hará las delicias del conductor.






Dentro de la gama diésel, condenada a ser la de máximo éxito en el mercado español, nos encontramos con un escalón de acceso en el conocido 1.7 CRDi de 115 CV, que al igual que el pequeño de gasolina resulta algo justo de más para un uso con el coche cargado. Podemos considerar este motor como un gran llaneador, asociado con una sexta velocidad desahogada, pero las aceleraciones son lentas y las recuperaciones en autopista requieren algo de paciencia.
El más adecuado a mi modo de ver sería el 2.0 CRDi de 136 CV, que ofrece sobre todo un fenomenal par a medio régimen (373 Nm), que es lo que nos dará una buena sensación de respuesta al acelerador en el día a día. Si tenemos en cuenta que sus consumos son apenas superiores al motor de 115 CV, sólo la disponibilidad del pequeño con acabados más básicos y consecuentemente más accesibles podría decantar la balanza por el más accesible. Para todo lo demás, el 2.0 será una opción mucho más satisfactoria.
Finalmente, cierra la gama el 2.0 CRDi con 185 CV y tracción 4×4, una versión que empeora notablemente los consumos, apenas mejora el apartado prestacional frente al de 136 CV, encarece bastante la compra y no aporta un verdadero plus fuera de la caja automática opcional, que lo sitúa al borde de los 35.000 €. Me parece una versión prescindible a todos los efectos.






Cajas de cambios para el Kia Sportage
Hablando de cajas de cambio, el Sportage está disponible con hasta tres opciones diferentes, aunque no pueden combinarse todas con cualquier motor.
La opción básica es un cambio manual de 6 relaciones que resulta más que correcto en su funcionamiento y escalonamiento de marchas. La palanca tiene un tacto agradable y se han eliminado los largos recorridos del anterior modelo, que recordaban un poco a la conducción de un camión.
La segunda opción sería el cambio automático clásico, por convertidor de par, que se asocia a los diésel más potentes. En este caso, a pesar de tratarse de un cambio automático convencional, la verdad es que funciona bastante bien y no da la típica sensación de patinamiento habitual en estos casos, sino que está bastante bien resuelta y se podría calificar de moderna.
Por último, la estrella de la gama aunque restringida por el momento al gasolina más potente, la caja de cambios de 7 marchas y doble embrague denominada DCT, que incorpora levas en el volante. Con ese excelente motor y esta caja de cambios, el Sportage alcanza niveles de agrado de conducción impensables hasta ahora (flirteando por momentos con un cierto tacto deportivo) y se deja conducir con alegría con muy buenos resultados.






Comportamiento dinámico del Kia Sportage
Llegamos al apartado de conducción, en el que este tipo de vehículos suelen flaquear más debido a su alto centro de gravedad y a la masa adicional que deben controlar las suspensiones.
En este caso y empezando por la dirección, a pesar de ser muy ligera me ha parecido mucho mejor que la del anterior Sportage, al contar con una mayor estabilidad y aplomo en línea recta, lo que permite una conducción más relajada, y también por tener un punto de feedback del que la anterior generación carecía por completo.
El balanceo en curva es muy contenido, manteniendo un buen control de las inercias, y el Sportage es subvirador por naturaleza, dando una sensación de familiar tranquilo, estable y seguro en todo momento.
Si combinamos estas mejoras con el hecho de que el puesto de conducción resulta fantástico (ya no hay que ir muy alto como antes), tenemos un producto que convence mucho a la hora de hacer kilómetros.

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